La tercera pieza del rompecabezas pétreo que conforma la legendaria barca de la Virgen en Muxía es la discreta Piedra del Timón. Como su nombre evoca, se identifica con la parte que guiaba la celestial embarcación hasta la Punta da Barca.
A diferencia de sus hermanas rocosas, la imponente Piedra de Abalar y la sanadora Pedra dos Cadrís, la Piedra del Timón suele pasar inadvertida para muchos de los que participan en la fervorosa Romería de la Virgen de la Barca de Muxía. A ella no se le atribuyen propiedades divinas específicas ni rituales asociados.
De hecho, su ubicación en los alrededores del Santuario a menudo genera confusión entre los visitantes, que en muchos casos no logran identificarla en el paisaje rocoso. Su presencia es más silenciosa, un testigo discreto de la leyenda fundacional de este lugar sagrado.
Sin embargo, aunque no atraiga las multitudes ni suscite rituales específicos, la Piedra del Timón sigue siendo una parte esencial de la historia. Representa la guía, la dirección que trajo la esperanza y el consuelo a estas costas. Su aparente invisibilidad no disminuye su importancia en el relato completo de la llegada de la Virgen.
Descubrir la Piedra del Timón durante la Romería de la Virgen de la Barca de Muxía se convierte así en un acto de exploración, una búsqueda personal de la pieza que completa la narración. Aunque silenciosa, su presencia nos recuerda que cada elemento, por pequeño o discreto que parezca, tiene su lugar en la rica tapicería de la leyenda y la tradición de Muxía.
